La importancia de un grupo pequeño para crecer en la fe

          ¿Perteneces a un “grupo pequeño parroquial”? En ese caso tienes un tesoro y puede que no lo supieras. ¿Es posible una comunión plena en un grupo pequeño? La respuesta es un rotundo «sí». Permíteme señalar algunos puntos claves para poder entenderlo.

          Primero es necesario entender de forma correcta qué es comunión. Esta palabra proviene del griego κοινωνία (koinonía), y significa «tener en común algo», «compañerismo». Es evidente que cada cristiano encuentra en la Parroquia personas con las cuales tiene algo en común: la fe, la salvación, Dios… Me gustaría subrayar tres aspectos de la comunión que se viven de forma extraordinaria solamente en el grupo pequeño parroquial.

     1º) Permite conocerse mejor

          El grupo pequeño potencia la comunión porque es un grupo reducido de personas, que pueden conocerse de forma más profunda e íntima que en una reunión de varios cientos de personas, como es la eucaristía dominical. Si hay algo que caracteriza al ser humano es su necesidad de sentir su pertenencia a algo. El grupo pequeño consigue ese sentido de pertenencia pues es un grupo reducido e íntimo de amigos que comparten la misma fe.

     2º) Permite una mayor apertura

          El grupo pequeño permite «alegrarse con los que están alegres; llorar con los que lloran» (Romanos 12,15) de forma más cercana. A veces, no es posible abrirse del todo en muchos grupos y ambientes. Esto tristemente es una realidad innegable. El grupo pequeño parroquial puede suplir esta necesidad de ser escuchado, sin miedo, en un ambiente de confianza familiar.

      3º) Permite compartir la vida

          Los grupos pequeños tienen una función vital en la vida de la Parroquia, ya que proveen ciertas libertades de actuación que serían prácticamente imposibles en una comunidad más grande. Aunque todos somos hermanos (y no estamos desde aquí fomentando parcelas sectarias), es cierto que existe una afinidad especial en los grupos más reducidos. La comunión se fomenta de forma extraordinaria, ya que el pequeño grupo se convierte en parte esencial e integral en la vida de los que la constituyen. El servicio y la ayuda mutua, el ser escuchados, el orar y comer juntos, son parte de la comunión que se da. Esto es parte de la vida cristiana, como la iglesia primitiva en Hechos nos muestra: «El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma» (Hch 4,32).

          El grupo pequeño es la Iglesia visible más parecida a la primitiva. En ella se dan características de vida comunitaria que son algo más difícil que se den en reuniones de mayor número. Por tanto, si perteneces a un grupo pequeño de la parroquia, tienes un tesoro de vida comunitaria que deberías agradecer y cuidar.

SI HAS DEJADO TU GRUPO PEQUEÑO O NUNCA LO HAS TENIDO, BUSCA INTEGRARTE EN ALGUNO DE LOS YA EXISTENTES.

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