La JMJ que nos cambió

En la JMJ de Lisboa, el sábado 5 de agosto fue posiblemente el día más duro: cientos de miles de jóvenes se dirigieron desde las 10 de la mañana hasta las 8 de la tarde al Parque Tejo (Parque del Tajo) y soportaron horas de sol, calor, escasez de comida y todo tipo de dificultades, sin poder escapar ni salir…

Cuando empezaban a faltar las fuerzas y muchos comenzaban a sentir mareos y fiebres leves, el Espíritu movió sus corazones, se cayeron sus corazas, y comenzaron a sentir necesidad y a pedir ayuda…

A la vez el Señor hizo brotar sentimientos de compasión y solidaridad entre ellos y una ola suave del Espíritu aplacó el calor sofocante con la mano tendida del hermano, con el abrazo, con el cuidado, con el pequeño compartir desde la pobreza de un trozo de chocolate o un poco de agua…

Como después diría el Papa en la Vigillia: «El que permanece caído se “jubiló” de la vida ya, cerró, cerró la esperanza, clausuró la ilusión y ahí queda caído. Y cuando vemos alguno —amigos nuestros que están caídos—, ¿qué tenemos que hacer? Levantarlo. Fíjense cuando uno tiene que levantar o ayudar a levantar a una persona qué gesto hace: lo mira de arriba hacia abajo. La única oportunidad, el único momento que es lícito mirar a una persona de arriba abajo es para ayudar a levantarse. ¡Cuántas veces vemos gente que nos mira así, por sobre el hombro, de arriba para abajo! Es triste. La única manera en que es lícito, la única situación en que es lícito mirar a una persona de arriba para abajo es —lo digan ustedes— para ayudar a levantarse».

Para mí esta Vigilia, después de un día tan duro, y el Via Crucis fueron los dos momentos mágicos de esta JMJ.

A partir de las 8, con los cantos de Hakuna y tras la caída de la tarde, todo cambió, pero estos chicos y chicas ya no eran los mismos. Habían aprendido la lección del sufrimiento del que se sale levantando la mano (pidiendo) y alrgando la mano (dando), sin saber quién ayuda a quien. Me recordó el logo de la Jornada Mundial de los Pobres.

Todo el sufrimiento del día fue compensado por la vigilia de Adoración, por el silencio de Dios, que escuchaba y era escuchado, diciendo: LEVÁNTATE, EXTIENDE TU BRAZO, VAMOS ADELANTE…

Este vídeo lo recoge en 2 minutos con imágenes “saturadas” como un vídeo de los años setenta u ochenta, al estilo Woodstock.

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