Mesa redonda sobre la familia: ¿Cómo lograr una familia sólida a pesar de las dificultades de la cultura actual?
Ser familia es muchas veces contracultural: contradice algunos principios individualistas, economicistas y frívolos de la cultura dominante actual. Necesitamos hacer a la familia más fuerte para superar las condiciones a veces hostiles del contexto social.
Cada vez es más aceptada la hipótesis del filósofo y sociólogo polaco Bauman que se refiere a nuestra cultura con el calificativo de “LIQUIDA”. Según este filósofo nuestra sociedad estaría marcada por dos valores que afectan de lleno a la familia:
-La precariedad: “La vida líquida es una vida precaria y vivida en condiciones de incertidumbre constante: …temor a que nos tomen desprevenidos, que no podamos seguir el ritmo de unos acontecimientos que se mueven con gran rapidez, y que nos quedemos rezagados”.
-La “desechabilidad” (usar y tirar): Nada puede permitirse durar más de lo debido o, mejor dicho, de lo permitido…
La postura de la Iglesia ha sido vista a menudo como demasiado crispada e intransigente ante estos cambios que sin duda han erosionado la familia, las relaciones e incluso la dignidad humana.
Desde hace unos años, con la celebración dos Sínodos, el Papa Francisco ha operado un cambio de postura que muchos no terminan de comprender. Francisco nos ha invitado a mirar a las familias con los ojos de Dios, con los ojos de la misericordia, con una mirada esperanzada; a tener una mirada cariñosa y respetuosa con nuestro mundo, nuestras sociedades, y nuestras familias; una mirada que, antes que amenazas y riesgos, lo que descubre son auténticas oportunidades y desafíos: «Espero que cada uno se sienta llamado a cuidar con amor la vida de las familias, porque ellas no son un problema, son principalmente una oportunidad» (Amoris laetitia 7).
En la Mesa Redonda que vamos a celebrar este próximo sábado 9 de febrero, a las 7 de la tarde, nos proponemos reflexionar sobre las cualidades que están presentes en las familias que «funcionan»; aquellos aspectos que hacen que las relaciones dentro de la familia, y de esta con el exterior, sean fecundas, humanizadoras y creadoras de vida. Queremos asimismo abordar una serie de problemas que afectan actualmente a la vida real y concreta de las familias. Y finalmente, debatir cuál debe ser la ayuda que la Parroquia preste a las familias en su tarea educativa y en su propia armonía y cohesión.
No pretendemos arreglar el mundo ni resolver todos los problemas de la familia en poco más de una hora, pero sí iniciar un proceso, como Parroquia (“familia de familias”), compartiendo experiencias, ideas, conocimientos y realidades familiares que están funcionando…