22 de marzo: Reunión de Primeras Comuniones 2011
El martes 22 de marzo, a las 8 de la tarde, tendremos una reunión todas las familias cuyos niños recibirán la Primera Comunión para tratar sobre los preparativos: ensayos, confesión, flores, fotografías, etc.
Respecto a las fechas, el tema ha quedado así:
Domingo 1 de mayo (29 niños), Sábado 7 de mayo (16 niños), Sábado 14 de mayo (18 niños), Domingo 15 de mayo (9 niños), Sábado 21 de mayo (12 niños), Domingo 22 de mayo (4 niños), Sábado 28 de mayo (7 niños), Sábado 4 de junio (7 niños) y Sábado 11 de junio (7 niños).
Aquí os dejo algunas reflexiones en positivo, de la mano de Monseñor José Ignacio Munilla Aguirre, Obispo de Palencia…
1.- “Dejad que los niños se acerquen a mí…” (Mc 10, 14)
Antes de otras consideraciones, lo primero es caer en la cuenta de que Jesucristo desea tener una relación personal con cada uno de los más pequeños. Tenemos el riesgo de despreciar la religiosidad infantil, pensando que los niños no tienen la “madurez” suficiente para discernir desde un espíritu crítico, sin dejarse arrastrar por las influencias de su entorno, y sin ser capaces de opciones definitivas de vida. Sin embargo, no es ése el pensamiento que refleja el Evangelio de Jesucristo: “Si no os hacéis como niños no entraréis en el Reino de los Cielos” (Mt 18, 3).
Sin duda alguna, de la lectura del Evangelio se desprende que, para la unión con Dios, la soberbia del adulto es un obstáculo mucho mayor que la inmadurez del niño. Dios es perfectamente capaz de transmitir su mensaje eterno en un lenguaje sencillo e infantil. Más aún, ¡gusta de hacerlo! y posiblemente le resulte mucho más impenetrable nuestro lenguaje “adulto”. Las Primeras Comuniones de nuestros niños han de recordarnos el ideal evangélico de hacernos como niños, con toda su sencillez y pureza, en el seguimiento de Cristo.
Se narra una anécdota protagonizada por un conocido filósofo inglés ilustrado, A. Collins, quien se encontró con un campesino que, a la hora del Ángelus, interrumpía su trabajo de labriego para recogerse en la oración mariana. Con tono provocativo, el ilustrado preguntó al labriego: “¿Cómo es tu Dios? ¿Grande o pequeño?”. El labriego, sin terminar de comprender la malicia que encerraba la pregunta, le respondió sencillamente: “Dios es tan grande que no cabe en la mente de un sabio como usted, y tan pequeño que es capaz de caber en un corazón tan pequeño como el mío”. Tras su conversión, Collins manifestó años más tarde que aquella reacción del campesino había ejercido sobre él más influencia que todos los debates sostenidos y todos los libros leídos.
2.- “¡Ay de quien escandalizare a uno de estos pequeños…!”
No olvidemos que en uno de los pasajes más duros pronunciados por Jesucristo en el Evangelio, se denuncia el grave pecado que supone que los adultos profanemos la inocencia de los niños. “El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe. Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en lo profundo del mar”.
No estamos hablando de casos aislados y puntuales, sino de una cultura que roba artificialmente al niño su inocencia, y que le impide disfrutar y enriquecerse de ella. No cabe duda de que éste es uno de los obstáculos mayores, para que la Primera Comunión pueda tener todo el fruto que Dios espera de ella. Nuestra cultura consumista lanza a los niños de forma continua y sugestiva, todo un cúmulo de “sensaciones fuertes” que focalizan su atención y entorpecen en gran manera su apertura natural a los valores espirituales.
3.- “Hoy te quiero más que ayer pero menos que mañana”
Permitidme un consejo práctico e importante para cuidar la Primera Comunión de nuestros niños. Es un error que enfaticemos tanto el hecho de que sea la “primera” Comunión, y dejemos pasar desapercibida la “segunda” o la “tercera”…
A nuestros niños, más allá de la natural ilusión por lo novedoso, tenemos que transmitirles que es más importante la segunda Comunión que la primera, la tercera que la segunda, o la cuarta que la tercera; de forma similar a como es más importante que papá y mamá se sigan diciendo “hoy” que se quieren, diez años después de su boda.
Os sugiero que hablemos en profundidad con nuestros pequeños sobre cómo están preparando y viviendo esas Comuniones posteriores a su “Primera” Comunión.
4.- “Gesto de generosidad y desprendimiento”
Con frecuencia solemos centrarnos en la crítica a la manipulación consumista de las Primeras Comuniones. ¡Tenemos sobradas razones! Pero también es cierto que pocas veces hacemos algo como terapia de choque frente a un mal tan extendido.
¿Y si en las familias hablásemos y consensuásemos con los niños un donativo a Caritas o al Domund, de forma que ellos también impliquen su generosidad con la renuncia a algún regalo? ¿Y si el niño comenzase a ser socio de Caritas, de Manos Unidas o de la Infancia Misionera desde el día de su Primera Comunión?
5.- Los niños, signo de Dios
Es cierto que en pura lógica, somos los adultos los que tendríamos que ayudar a los pequeños a acercarse a la Eucaristía y a valorarla. Sin embargo, en los designios divinos -cada vez con más frecuencia- los niños son el camino del que Dios se está sirviendo para que muchos adultos puedan descubrir el don de la Eucaristía. Baste concluir con una anécdota sucedida en octubre de 2005, cuando el Papa tenía un encuentro con multitud de niños que recientemente habían recibido su Primera Comunión. Una pequeña le preguntó qué hacer si sus padres el domingo no van a Misa. A lo que el Papa le contestó sugiriéndole que les hablase con gran amor y respeto, diciéndoles: “Querido papá, querida mamá, ¿sabéis que hay algo muy importante para todos nosotros y también para vosotros? Encontrarnos con Jesús”.