Vigilia de alabanza e intercesión
Comenzamos un nuevo curso, pero nos sentimos cansados, desorientados, perdidos…
No sé cómo saciar esta sed que me consume, pues hasta la Fuente parece un espejismo…
Y entonces escucho tu Palabra, Jesús: «El que tenga sed, que venga a mí y beba el que cree en mí; como dice la Escritura: “de sus entrañas manarán ríos de agua viva”».
Este sábado, a las 7 de la tarde, una porción de tu pueblo, Señor, queremos reunirnos para comenzar el curso, alabándote y rindiendo nuestras vidas a tu poder…
¡¡¡VEN, ESPÍRITU SANTO…!!!
Tenemos sed de ti, Señor y Dador de Vida…
Llénanos, Espíritu Santo, que nuestros corazones están secos, y parecen no recordarte…
Aviva tu poder en nosotros, Espíritu Santo, y sumérgenos en tu fuente de amor.
Señor, cumple tu promesa, derrama nuevamente tu Espíritu sobre nosotros,
para que tus hijos e hijas puedan profetizar palabras tuyas,
para que nuestros ancianos tengan sueños
y nuestros jóvenes vean visiones…
Mira que yo sólo veo huesos secos
en un mundo viejo y enfermo, y en una Iglesia estéril y vieja…
Pero tú, Espíritu de Vida, puedes revivir estos huesos secos…
«Pronuncia un oráculo sobre estos huesos y diles: “¡Huesos secos, escuchad la palabra del Señor! Esto dice el Señor Dios a estos huesos: Yo mismo infundiré espíritu sobre vosotros y viviréis… Y comprenderéis que yo soy el Señor”».
Ven, Espíritu Santo, en el nombre de Jesucristo te conjuro:
«Ven de los cuatro vientos, Espíritu,
y sopla sobre estos muertos para que vivan”».
Yo te ruego, Señor, que me ordenes profetizar, para que venga sobre ellos el Espíritu y revivan y se ponga en pie una multitud innumerable, como pueblo tuyo, para que todos sepan que estás en medio de tu pueblo…
Amén.